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14.2k
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class label 46
classes |
---|---|
por la armadura antigua y el yelmo de la gesta;
por las lanzas que fueron una vasta floresta
| 3couplet
|
Me boy por la calle arriba;
en biendo lo que yo quiero,
der sielo bengan fatigas.
| 30soleá
|
Miraste el lago
y esa trucha esa trucha
se volvió mosca.
| 8haiku
|
Si el deseo te lo demanda,
Yolanda,
dale gusto, ¡qué caray!,
Ongay,
pues nos darás grandes ratos,
Serratos;
y firmarás mil contratos
con tu arte de bailarina
que hace de ti cosa fina,
Yolanda Ongay de Serratos.
| 0ovillejo
|
No quieras que yo sea
por tu soberbia pompa
Faetonte de barqueros
que los laureles lloran.
Pasaron ya los tiempos
cuando lamiendo rosas
el céfiro bullía
y suspiraba aromas.
| 4octava
|
Cuido que es menos dañoso
pacentar por lo costero,
que lo alto y hondonero
juro a mi que es peligroso.
Pero cata que te calle
poner firme, no resballe
la pata donde pisares
pues hay tantos de pesares
in hac lachrymarum valle.
| 38novena
|
Cata que se rompe el cielo,
descerrúmbase la tierra,
el nublo todo se cierra,
rebellado, ¿no has receleo?
Cata que vendrá el pedrisco,
que lleva todo a barrisco
cuanto mires de los ojos;
hinca, hinca los hinojos
cuanto yo todo me cisco.
| 38novena
|
Mujer, perdonada estás»?
Pero ¿cómo podrá ser
que esto pueda merecer
la que no os sirvió jamás,
| 19redondilla
|
Parece el amor tuyo.
Niña, al espe]o ,
Que faltando el azogue
No da reflejo;
Pues para amarme,
Es preciso no deje
De platearte.
| 27seguidilla_compuesta
|
Conoce, desdichado, tu fortuna
y prevén a tu mal, que la desdicha
prevenida con tiempo no penetra
tanto como la súbita.
| 37estrofa_francisco_de_la_torre
|
El calor suave
de tu considerada
piel me engrandece.
| 8haiku
|
Pues sy son perecederos
y tan caducos y vanos
los tales biene mundanos,
procura los soberanos
para siempre duraderos;
que so los grandes estados
e riquezas,
fartas fallaras tristezas
e cuydados.
| 38novena
|
Si escucha un conocido, tierno acento,
Anhelante despierta, en torno gira
los arrasados ojos y respira
Poseído de un nuevo y alto aliento,
| 24cuarteto
|
De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir;
cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mí.
| 21silva_arromanzada
|
En el regazo adormida
Del blando sueño, presentes
Mil delicias,
En tu ilusión embebida,
Feliz te finges, y sientes
Mis caricias.
| 31estrofa_manriqueña
|
Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.
| 14lira
|
Doy pena de lirio fresco
para un corazón de yeso.
| 3couplet
|
Quevedo, qué recia lidia
trabaste en tu triste España
con la entraña de su entraña
carcomida de la envidia.
| 19redondilla
|
Ya le regala los ojos,
ya le entra, sin ver por dónde,
una piedad mal nacida
entre dulces escorpiones.
| 11cantar
|
Sentió allí convertirse
en piedad amorosa el aspereza.
¡Oh tarde arrepentirse!
¡Oh última terneza!
¿Cómo te sucedió mayor dureza?
| 14lira
|
Racimo de gusanos,
Flor del jardín de Asís,
Que el aire campesino
Deshoja en un camino.
¡Divina flor de Lis,
Que con su boca ungía
San Francisco de Asís!
| 20septilla
|
Un pobre topo, el más mandria
y apocado, barre el coro.
¡Hoy va a cantar la calandria,
la calandria de voz de oro!
| 5cuarteta
|
En un cuartito los dos,
beneno que tú me dieras,
beneno tomara yo.
| 30soleá
|
Preguntóme Mercurio: «¿No conoces
quién es este gallardo, este brïoso?
Imagino que ya le reconoces».
| 33terceto
|
Desciende en mi favor del alto Cielo
Tú, que demuestras en el Vate Argivo
El verso digno de cantar las guerras,
Y hazañas de Monarcas y Caudillos:
Y dime, oh Musa, cómo conquistaron,
Siendo su Tutelar el Cielo mismo,
Los Católicos Reyes el Emporio,
En donde muere el Darro cristalino.
Apenas este Numen a la tierra
Mostró serenos sus azules visos,
A los espacios del luciente Toro
Trasladando del Sol el domicilio,
Y a la más fértil estación del año
Comenzó a enriquecer con su rocío,
Tributando al Abril flores el prado,
Música el ave, y danzas el ejido:
Cuando a España sus ecos dirigiendo:
Tiempo es, prorrumpe, ya de que tus hijos
Sacudan de una vez el torpe yugo,
Pues se cumplieron los decretos míos.
Dijo el Cielo, y España a sus acentos,
Dando treguas al triste parasismo,
De sus hijos la cólera provoca,
Que ya en furor convierten el conflicto.
La Corte de Boabdil sombras errantes
Alteran entretanto, interrumpido
El nocturno silencio, y de sus muros
Se lanzan melancólicos suspiros.
¡Ay, Granada, de ti! se oye que dicen
Los Agarenos Manes, y al bramido
Del Aquilón soberbio corresponden
De infaustas aves agoreros picos.
Todo es horror, y no de la tragedia
Se engañan los terribles vaticinios,
Cuando ya de la España sobre el Moro
Brillan desnudos los aceros limpios.
Buscan los Ricoshombres presurosos
Al prudente Consejo, que advertido
Del celestial favor, que los anima,
Su influjo ofrece unir con el divino...
| 18romance_arte_mayor
|
En el arena siembra, y el preciso
revolver de los hados lamentando,
quiere torcer quien pone su esperanza
en la fortuna suya.
| 37estrofa_francisco_de_la_torre
|
Irá el corrompido juez
Tras la víctima inocente,
Y en torno suyo a la vez
Clamarán en voz doliente
La orfandad y la viudez.
| 29quintilla
|
He regresado hoy
recobrando paisajes
a la casa perdida
en el filo del tiempo.
Allí estaban los años
de tristeza y de juego,
las nostalgias heridas
de mi madre y su ausencia,
las tardes de verano
bajo el nogal antiguo
de canciones y cuentos.
Allí estaba el misterio
de las viejas alcobas,
el desván polvoriento
con el eco sonoro
de temores y risas,
la soledad atroz
de tanta despedida.
Y todo lo cubría
la presencia de ella,
amorosa y distante,
como diosa que sabe
acariciar la aurora
—constante su palabra
inventando mi mundo—
o amasar los silencios
en la casa perdida
en el filo del tiempo.
| 35unknown
|
Llevadme, por piedad, adonde el vértigo
con la razón me arranque la memoria...
¡Por piedad!... ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
| 23cuarteto_lira
|
a ti, pastor bendito, que buscaste
de las cien ovejuelas la perdida,
y, hallándose del lobo perseguida
sobre tus hombros santos te la echaste;
| 24cuarteto
|
Sólo la edad me explica con certeza
por qué un alma constante, cual la mía,
escuchando una idéntica armonía,
de lo mismo que hoy saca tristeza
sacaba en otro tiempo la alegría
| 32quinteto
|
El girasol
me abre sus tiernos brazos
para ser tuyo.
| 8haiku
|
«Bien parece, señor, que no se advierte»,
le respondí, «que yo no tengo capa».
Él dijo: «Aunque sea así, gusto de verte.
| 33terceto
|
El recuerdo rezonga por la oscura azotea,
va errante por la bruma con pasos de charol,
gris plumón en el viento, juguete de marea,
cometa vagabundo, cansado caracol.
| 7serventesio
|
Al oírla, a mis ojos un mundo risueño
vi abrirse, a mis plantas hallé dichas mil...
Mas, cuando ya de ella creíame dueño,
de mí se alejaba lo mismo que un sueño,
lo mismo que un soplo de brisa sutil...
| 32quinteto
|
Todos con la misma suerte,
Muerte
Escrita se ve en la historia,
Gloria
Tiene el pobre en el invierno,
Infierno
Tengo el corazón tan tierno;
me dan ganas de llorar
que nos falta liquidar
Muerte, Gloria o Infierno.
| 0ovillejo
|
TRAS granizos y nieves importunas
El cierzo despejó los horizontes,
Y una bóveda inmensa de zafiro
Llenó con sus hermosos resplandores
Limpio y ardiente el sol. Las altas cumbres
De plata aparecieron, y del bosque,
Carámbanos en vez de verdes hojas,
En el yerto ramaje. Esclarecióse
La ribera de Arlanza con un dia
De los que en las hispánicas regiones
Brillan en medio del invierno crudo,
Y los mas claros son que admira el orbe.
Ya estaba en su palacio Gústios Lara,
Y á su fiel Ñuño pide le colocpie
Do al aire abierto los ardientes rayos
Del vivífico sol tranquilo goze.
Ñuño al momento fuera del postigo,
Ya escombrado de lefios y cascote,
Que era la sola entrada del palacio.
Un gran sillón de tosca encina, sobre
Blancas zaleas en lugar de alfombra,
Para dar gusto á su señor, dispone;
' Y allí después del brazo le condujo,
Y con grande respeto acomodóle.
Sentado el ciego Lara, entrambas manos
Extendió en las rodillas, y gozóse
Con el dulce calor que difundia
Sobre él el padre de la luz, qne entónces
Caminaba al zenit. La espalda al muro
Y de pié quedó Ñuño, y cruza y pone
Sobre el pecho los brazos. Los contornos
La sombra oscura dibujó conformes
En los toscos sillares de ambos viejos,
A quienes largo espacio se Ies oye
Tansolo respirar. Lara afanoso
La faz alzó, tal vez los resplandores
Para buscar del astro refulgen Le
Esperando, infeliz ! la larga noclie
Moderar de sus ojos, y á lo menos
Ver tibia claridad. Desengañóle
Empero la experiencia : aunque á torrentes
Su lumbre, no ya un sol, sino mil soles
Derramaran sobre él, siempre su vista
Fuera mas insensible que los bronces .
Conociólo el anciano, y abaíido
Inclinando la frente, conformóse,
Y empezó á susurrar en voz sumisa
Sus rezos y continuas devociones.
Ñuño entre tanto inmóvil espaciaba
Los ojos por los llanos y los bosques,
O por la inmensa bóveda celeste;
Y varios pensamientos voladores
En su mente cruzaban. Ya recuerdos
De su primera edad, de los veloces,
Fugaces dias, cuando aquellos campos,
Floridas selvas y lejanos montes
Donde quiera contentos le ofrecían :
Ya de aquellos, que armado los furores
Del combate arrostró : ya aquellas horas,
En que educando á los Infantes nobles.
De la paz, de la guerra y de la caza
Desvelado les dio doctas lecciones ;
De que cogió tan regalados frutos,
En pos del lobo y jabalí feroces
Viéndolos recorrer aquellas cumbres.
Mostrarse en las batallas los mejores,
Y lucir en las justas y festines
De discreción y agilidad los dotes.
De tal meditación, en que sumido
Estuvo largo tiempo, al fin sacóle
Con abatida voz, así diciendo.
De su ciego señor el labio torpe.
| 18romance_arte_mayor
|
Otras veces se topaban
en esta verde ribera,
pero muy de otra manera
el toparse celebraban
que esta que fue la postrera.
Extraño efecto de amor,
verse dos que se querían
todo cuanto ellos podían,
y recibir más dolor
que al tiempo que no se vían.
| 6copla_real
|
En Jaén, donde resido,
vive don Lope de Sosa
y diréte, Inés, la cosa
más brava de él que has oído.
Tenía este caballero
un criado portugués...
Pero cenemos, Inés
si te parece primero.
| 28copla_castellana
|
Si quiero por las estrellas
saber, tiempo, dónde estás,
miro que con ellas vas,
pero no vuelves con ellas.
¿Adónde imprimes tus huellas
que con tu curso no doy?
Mas, ay, qué engañado estoy,
que vuelas, corres y ruedas;
tú eres, tiempo, el que te quedas,
y yo soy el que me voy.
| 13espinela
|
La embriaguez en los ricos
solo es jaqueca
y el vahido en los pobres
es borrachera:
que en estos tiempos,
graduan las acciones
por los sugetos.
| 27seguidilla_compuesta
|
Pasó una piedra que lanzó una honda;
pasó una flecha que aguzó un violento.
La piedra de la honda fue a la onda,
y la flecha del odio fuese al viento.
| 7serventesio
|
Huye la ninfa bella; y el marino
amante nadador, ser bien quisiera,
ya que no áspid a su pie divino,
dorado pomo a su veloz carrera;
mas, ¿cuál diente mortal, cuál metal fino
la fuga suspender podrá ligera
que el desdén solicita? ¡Oh cuánto yerra
delfín que sigue en agua corza en tierra!
| 2octava_real
|
Hanme dicho que se atreve
una dueña a decir mal,
y he sabido cómo bebe
continuo sobre un brial;
| 5cuarteta
|
Cuantos o mal la espátula desata
o desmiente la plata
fármacos, oro son a la botica:
caudales que lambica
y simples hablen tantos como gasta.
Envainad, Musa. Basta
el que ha pillado zuño
quien os la pegará quizá de puño.
| 4octava
|
La primavera ha venido,
nadie sabe cómo ha sido.
| 3couplet
|
Tu crítica majadera
de los versos que escribí
Pedancio, poco me altera.
Más pesadumbre tuviera
si te gustaran a ti.
| 29quintilla
|
También el alma tiene lejanías;
hay en la gradación de lo pasado
una línea en que penas y alegrías
tocan en el confín de lo soñado:
también el alma tiene lejanías.
| 32quinteto
|
La blanca palomica
al arca con el ramo se ha tornado,
y ya la tortolica
al socio deseado
en las riberas verdes ha hallado.
| 14lira
|
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará;
| 21silva_arromanzada
|
Hasta la fuerte coraza,
Que a los aceros se opone
Poderosa,
Al cabo se despedaza.
O con la herrumbre se pone
Ruginosa.
| 31estrofa_manriqueña
|
Siguieron por el rastro
todos la fuga
pero él va viento en popa
y es la otra chusma
y vuela
por los mares de seda
pues listo
no perdona lo lindo
por bravo
nadie le echa la mano.
| 16chamberga
|
Los desvalidos hacen
Un alto en la mañana.
El dolor pordiosero
Gime desde el sendero
La triste caravana.
¡El dolor de nacer
Y el de vivir mañana!
| 20septilla
|
¡Corazón que no has amado,
Tú no sabes el dolor
De un corazón acosado,
Carcomido y desgarrado
Por amarguras de amor!
| 29quintilla
|
Pues sienta quien siente, si sentido basta,
después de tal sueño yo cuál fincaría;
por cierto no creo que en Tebas Yocasta,
por bien que recuente su triste elegía,
la su dolor fuese igual de la mía,
ni de la Troyana, por mucho que Homero
describa el su caso y sueño más fiero,
como soberano de la poesía.
| 41copla_arte_mayor
|
Compadre donde está dime,
donde está esa niña amarga
cuantas veces la esperé
cuantas veces la esperaba.
| 11cantar
|
Tú, que rosa y jazmín ves,
eliges la pompa breve
del jazmín, fragante nieve,
que un soplo al céfiro es;
mas conociendo después
la altiva lisonja hermosa
de la rosa, cuidadosa
la antepondrás en tu amor;
que es el jazmín poca flor,
mucha fragancia la rosa.
| 13espinela
|
Lleváronle maniatado
los heréticos sayones,
dándole mil empellones,
y con un cordel ligado.
De ahí salió mas honrado,
que el humilde es bien que suba.
Dichosa la isla de Cuba
que goza de tal Prelado!
Publíquese su bondad.
La paciencia y la humildad,
| 25décima_antigua
|
Y contra la arena el sueño,
a la sombra de una barca,
fuera de la mar, sin remos
| 30soleá
|
Ya bienen los frailes,
ya bienen los curas;
ban a yebarse a mi compañera
a la seportura.
| 26seguidilla_gitana
|
A los reinos llegó de sus hermanas,
a las cuales el caso extraño cuenta;
finge que con injurias muy villanas
Amor la echó de sí con grande afrenta.
Ella`[s] crédula[s] son, como inhumanas,
y cada cual, de tanto bien hambrienta,
lanzándose del monte, cuál primero,
con su muerte pagó el pecado fiero.
| 4octava
|
Camino polvoriento y sinuoso
de los lagares bajo el sol de julio,
río que exhausto desemboca en verde
mar de viñedos,
| 36estrofa_sáfica
|
Sus frondes comunicaban
con el cielo de Diana;
e tan lejos se mostraban,
que naturaleza humana
non se falla nin esplana
por autores en letura
selva de tan gran altura,
o no Olimpio el de Toscana
| 15octavilla
|
En la clave del arco mal seguro,
cuyas piedras el tiempo enrojeció,
obra del cincel rudo, campeaba
el gótico blasón.
| 23cuarteto_lira
|
Céfiro sopla, y como vela en nave
hinche el vestido a Psique, y blandamente
en alto la levanta, y con suave
sueño la deja cerca de una fuente
y una casa real, do, mientra el grave
caso la admira, así decir se siente:
"Psique, todo esto es tuyo, está sin pena;
vente a bañar, después vendrás a cena".
| 4octava
|
A la redonda sombra de la encina
inmoble y negra, inmoble se recuesta
el negro toro, y una charca apresta
su espejo inmoble de agua mortecina.
| 24cuarteto
|
Juro a Dios hidalgo franco
si con saña me desflemo
o del todo me apostemo,
que os pique muy bien un zanco
o que os arme tal retranco
que resuene el contrapunto,
que señor según barrunto
si mi daga la despunto
reniego si yo no os unto
u os tire por un barranco.
| 25décima_antigua
|
Acordad vuestra memoria,
vuestra poca contrición
robadora de mi gloria,
que venganza es la victoria
del vencido corazón;
haced ya satisfacción,
tornad lo suyo a su dueño,
confesad en confesión
la culpa de mi pasión
no como de mal pequeño.
| 25décima_antigua
|
Le envié esta cantiga que aquí luego va puesta,
con una mensajera que tenía dispuesta,
mas, dice bien el cuento: que la mujer compuesta,
si no aprecia el recado, no da buena respuesta.
| 9cuaderna_vía
|
Atención al misterio
maravilloso,
porque será preciso
me quede corto,
que vea
si esa fuera tu lengua
me ayuda
dar aliento a mi pluma,
que intento
tratar de Nacimiento.
| 16chamberga
|
Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...
| 7serventesio
|
En esta mar alterada
por do todos nauegamos,
los deportes que pasamos,
si bien los consideramos,
no duran mas que roçiada.
O, pues, tu, ombre mortal,
mira, mira,
la rueda quan presto gira
mundanal!
| 38novena
|
Con qué palabras diré
lo que por tu causa siento,
o con qué conocimiento
se conocerá mi fe?
¿Qué sentido bastará,
aunque yo mejor lo diga,
para sentir la fatiga
que a tu causa amor me da?
| 28copla_castellana
|
El bienechor camina
siempre seguro,
porque todos los hombres
son sus escudos:
no así el malvado,
porque encuentra enemigos
a cada paso.
| 27seguidilla_compuesta
|
Quien duda, que los reyes,
(si soberanos sean)
no por eso se eximen
de errar, como hombres, que es común miseria.
| 17endecha_real
|
La contemplé un momento,
y aquel resplandor tibio,
aquel lecho de piedra que ofrecía,
próximo al muro, otro lugar vacío,
| 21silva_arromanzada
|
porque pone sus pies por do ninguno
los puso, y con sus nuevas fantasías
mucho más que agradable es importuno.
| 33terceto
|
A cazar va don Rodrigo
y aun don Rodrigo de Lara;
con la gran siesta que hace,
arrimádose ha a una haya,
maldiciendo a Mudarrillo,
hijo de la renegada,
que si a manos le hubiese,
que le sacaría el alma.
El señor estando en esto,
Mudarrillo que asomaba.
Dios te salve, caballero,
debajo la verde haya.
Así haga a ti, escudero;
buena sea tu llegada.
Digasme tú, el caballero,
¿cómo era la tu gracia?
A mí dicen don Rodrigo,
y aun don Rodrigo de Lara,
cuñado de Gonzalo Gustos,
hermano de doña Sancha;
por sobrinos me los hube
los siete infantes de Salas.
Espero aquí a Mudarrillo,
hijo de la renegada;
si delante lo tuviese,
yo le sacaría el alma.
Si a ti dicen don Rodrigo,
y aun don Rodrigo de Lara,
a mí Mudarra González,
hijo de la renegada,
de Gonzalo Gustos hijo,
y alnado de doña Sancha;
por hermanos me los hube
los siete infantes de Salas.
Tú los vendistes, traidor,
en el val de Arabiana;
mas, si Dios a mí me ayuda,
aquí dejarás el alma.
Espéresme, don Gonzalo,
iré a tomar las mis armas.
El espera que tú diste
a los infantes de Lara:
Aquí morirás, traidor,
enemigo de doña Sancha.
| 1romance
|
«¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la lucha de amor juntos trabados
con lenguas, brazos, pies y encadenados
cual vid que entre el jazmín se va enredando
| 24cuarteto
|
Neptuno, que estará subvencionado,
en redes de cristal tiende traiciones,
y del agua salobre cien montones
arroja sobre el nauta atribulado.
| 24cuarteto
|
arco, digo, gentil, bruñida aljaba,
obras ambas de artífice prolijo,
y de Malaco rey a deidad Java
alto don, según ya mi huésped dijo.
De aquél la mano, de ésta el hombro agrava;
convencida la madre, imita al hijo:
serás a un tiempo en estos horizontes
Venus del mar, Cupido de los montes.
| 2octava_real
|
Conozco muchos sastres
de gran tijera
pero como la tuya
nadie la encuentra.
| 22seguidilla
|
Que joven y rica y bella,
En la riqueza se posa,
Y en los diamantes destella,
Y en la joya más vistosa
Para competir con ella.
| 29quintilla
|
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas... ¡no volverán!
| 21silva_arromanzada
|
Mostrado se había el carro estrellado,
y la mi compaña, licencia obtenida,
el dulce reposo buscaban de grado;
y yo retraíme hacia la manida,
en la cual, sobrada del sueño y vencida,
no sé si la nombre fantasma o visión,
me fue demostrada tal revelación
cual nunca fue vista ni pienso fingida.
| 41copla_arte_mayor
|
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre la ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz Lechera,
y decía entre sí de esta manera:
| 45sexteto_lira
|
En Sevilla está una ermita
cual dicen de San Simón,
adonde todas las damas
iban a hacer oración.
Allá va la mi señora,
sobre todas la mejor,
saya lleva sobre saya,
mantillo de un tornasol,
en la su boca muy linda
lleva un poco de dulzor,
en la su cara muy blanca
lleva un poco de color,
y en los sus ojuelos garzos
lleva un poco de alcohol,
a la entrada de la ermita,
relumbrando como el sol.
El abad que dice misa
no la puede decir, no,
monacillos que le ayudan
no aciertan responder, no,
por decir: amén, amén,
decían: amor, amor.
| 1romance
|
De allí, volando al cielo, al gran Tonante
ruega, porque de amor obrar se siente,
que por mujer le dé a Psique, su amante.
Él lo besa y abraza dulcemente;
el águila de Júpiter volante
tiene en el pico el fuego fiero ardiente;
Mercurio, en el celeste territorio,
todos los dioses llama a consistorio.
| 4octava
|
Y volviendo la trasera
respondió de esta manera:
"Lámpara, ¡con que deleite
te chupara yo el aceite
si tu luz no me ofendiera".
| 29quintilla
|
Aquél que de poeta no se precia,
¿para qué escribe versos y los dice?
¿Por qué desdeña lo que más aprecia?
| 33terceto
|
Venía en fin y por remate dellas
una resplandeciendo, como hace
el sol ante la luz de las estrellas;
| 33terceto
|
Su pecho como un fuego de dos llamas
ardía en dos regiones levantado,
y en doble río llegaba a sus pies
grandes y claros.
| 36estrofa_sáfica
|
Otros vi que sobreseo,
Por la gran prolijidad
Aunque manifiesto veo
Ser de gran autoridad:
y vi yo la gran deidad,
Diáfana y tan radiante,
A quien jamás Dios mediante
no vi otra en dignidad,
| 40copla_arte_menor
|
Tarde de otoño,
invisible y fugaz,
desaparece.
| 8haiku
|
Con majestad real, con inaudita
pompa llegó, y al pie del monte para
quien los bienes del monte solicita:
| 33terceto
|
La confusión qne reina en el navio,
Si al mismo tiempo que bramando rompe
El huraean sus mástiles, la quilla
Toca en las peñas ásperas que esconde
Entumecido el mar-, encuentra Ñuño
Por calles y plazuelas. Era entonces
Tal la inseguridad, y tan frecuentes
En plena paz rebatos é invasiones,
Que no era extraño el popular asombro.
Con algunos hidalgos y otros hombres
De cuenta Ñuño habló, que apresurados
Aprestaban sus armas y trotones.
Todos le afirman que los moros vienen,
Y que las vegas inmediatas corren 5
Mas de su intento y fuerza las noticias
No son ni positivas ni conformes.
Ñuño y el arcipreste, y dos personas
De autoridad resuelven á la torre
De la iglesia mayor, que dominaba
En torno las llanuras y los bosques,
Subir á cerciorarse por sus ojos
Del peligro, que tiene en tal desórden
Y terror la comarca. Lo ejecutan,
Y solo ven á gran distancia, á trote
Veinte moros venir acia la villa;
Sin parecer en todo el horizonte
Ni mas armadas huestes, ni banderas,
Ni polvo, ni aun rumor. Los resplandores
Del sol demuestran que con armas vienen ;
Mas ni furor ni hostiles intenciones
Su modo de marchar. No de milanos
Banda voraz, que hambrienta reconoce,
Y el indefenso palomar embiste.
Parecían los moros trotadores ;
Sino banda pacífica y alegre
De apacibles cigüeñas, que los montes
Del África dejando en primavera,
Un alto pino ó solitaria torre
Buscanj para anidar en nuestro clima,
Y pasar la estación de los calores.
Ñuño y los que con él observan, luego
Lo advierten todo ; su temor calmóse,
Y mandando cesar del campanario
Los alarmantes v molestos toques.
Vuelto curiosidad el miedo, bajan,
Refieren lo que han visto, y los temores
Procuran aquietar del necio vulgo ;
Y treinta hidalgos se arman y disponen
A salir al encuentro de los moros,
Para inquirir mejor sus intenciones ;
Mientras Ñuño á informar de todo á Lara,
Y su inquietud á sosegar, volvióse.
| 18romance_arte_mayor
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Mas desprecia cuanto quieras
a tu pastor, Galatea;
sólo que en estas riberas
cerca de las ondas fieras
con mis ojos no te vea.
¿Qué pasatiempo mejor
orilla el mar puede hallarse
que escuchar el ruiseñor,
coger la olorosa flor
y en clara fuente lavarse?
| 6copla_real
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la luna cómo mueve
la plateada rueda, y va en pos della
la luz do el saber llueve,
y la graciosa estrella
de amor la sigue reluciente y bella;
| 14lira
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Abre, niña, los ojos,
no hagas la ciega
pues sabemos que tienes
la vista buena
| 22seguidilla
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Al guardian le da cuenta,
Como quien dice:
Haga usted que Benito
Le resucite.
Fué con el pobre,
y dando al bruto vida,
Dió aliento al hombre.
| 27seguidilla_compuesta
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