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class label 46
classes |
---|---|
Amigos de sus amigos,
¡qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados
y valientes!
| 12sextilla
|
Bendice al mismo tiempo que San Pablo,
los matrimonios por amor, el diablo.
| 3couplet
|
Cuando vi que la dama estaba tan cambiada,
“querer si no me quieren —dije— es buena bobada,
contestar si no llaman es simpleza probada;
apártome también, si ella está retirada.”
| 9cuaderna_vía
|
¡Ay, que me dice tu animoso pecho
que tus atrevimientos mal regidos
te ordenan algún caso desastrado
al romper de tu Oriente!
| 37estrofa_francisco_de_la_torre
|
La campana de aldea
Le dice con su voz,
Al pájaro, que crea.
| 10tercetillo
|
todo ansia, todo ardor, sensación pura
y vigor natural; y sin falsía,
y sin comedia y sin literatura...:
si hay un alma sincera, esa es la mía.
| 7serventesio
|
El seteno gozo digo,
Si sois de mi parecer,
Que es gustado.
Si el amiga y el amigo,
Vinieren a poseer
Lo deseado.
| 31estrofa_manriqueña
|
El santo amor, castísimos amores;
la dulce paz, su quïetud sabrosa;
la guerra amarga, todos sus rigores.
| 33terceto
|
Granada, Granada
de tu poderío
ya no queda nada.
| 10tercetillo
|
Yo del todo he ya perdido
saber, seso y discreción:
fuerza, sentido, razón
ya buscan otro partido.
Placer de quien favorido
era en aquella sazón
que vos vi, con tal canción
ya de mí se ha despedido:
| 40copla_arte_menor
|
No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro;
mira que ni el presente está seguro.
| 45sexteto_lira
|
por ti su blanda musa,
en lugar de la cítera sonante,
tristes querellas usa
que con llanto abundante
hacen bañar el rostro del amante;
| 14lira
|
Un carnívoro cuchillo
de ala dulce y homicida
sostiene un vuelo y un brillo
alrededor de mi vida.
| 5cuarteta
|
Todo hombre tiene dos
batallas que pelear.
En sueños lucha con Dios;
y despierto, con el mar.
| 5cuarteta
|
Pues sabéis de estos dolores
todo el fin en perfectión,
¿quál es la mayor passión,
dolor de trueno o de amores?
Y dezid, Señor: favores
si los gana quien no yerra,
o sirviendo sin errores,
quál encumbra más la sierra,
¿servir de paz o guerra?
| 38novena
|
Hace monseñor versos y rehúsa
que no se sepan, y él los comunica
con muchos, y a la lengua ajena acusa;
| 33terceto
|
Un bello niño de junco,
anchos hombros, fino talle
piel de nocturna manzana,
boca triste y ojos grandes,
nervio de plata caliente,
ronda la desierta calle.
Sus zapatos de charol
rompen las dalias del aire,
con los dos ritmos que cantan
breves lutos celestiales.
En la ribera del mar
no hay palma que se le iguale,
ni emperador coronado
ni lucero caminante.
Cuando la cabeza inclina
sobre su pecho de jaspe,
la noche busca llanuras
porque quiere arrodillarse.
Las guitarras suenan solas
para San Gabriel Arcángel,
domador de palomillas
y enemigo de los sauces.
San Gabriel: El niño llora
en el vientre de su madre.
No olvides que los gitanos
te regalaron el traje.
| 1romance
|
Cuando tú me mirabas,
tu gracia en mí tus ojos imprimían;
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo que en ti vían.
| 14lira
|
Y un sueño a la verdad pasa la vida,
sueño al principio de dorada lumbre,
senda de flores mil fácil subida
que a un monte lleva de lozana cumbre;
después vereda áspera y torcida,
monte de insuperable pesadumbre,
donde cansada de una en otra breña,
llora la vida y lo pasado sueña.
| 2octava_real
|
En la esquinita te espero;
chiquilla, como no bengas,
aonde te encuentre te pego.
| 30soleá
|
De todas esas viejas escoge la mejor,
dile que no te mienta, trátala con amor,
que hasta la mala bestia vende el buen corredor
y mucha mala ropa cubre el buen cobertor.
| 9cuaderna_vía
|
Pide quietud el Tracio que es tan fiero,
Quietud el Medo, a quien adorna aljaba,
Quietud, oh Grosfo, que no compran perlas,
Rica púrpura ni oro.
| 37estrofa_francisco_de_la_torre
|
Cuando Preciosa el panderete toca,
y hiere el dulce son los aires vanos,
perlas son que derrama con las manos;
flores son que despide de la boca.
| 24cuarteto
|
La burla que escuchares no la tengas por vil,
la idea de este libro entiéndela, sutil;
pues del bien y del mal, ni un poeta entre mil
hallarás que hablar sepa con decoro gentil.
| 9cuaderna_vía
|
Amor, que me sustentas en tu llama,
da fuerza al vuelo presto de mi alma,
y, del terreno peso alzando el cuello,
inflamarás la luz de sacras hebras;
que ya, sin recelar la dura nieve,
miro tu claridad con puros ojos.
| 39sexteto
|
Siguiendo el placiente estilo
a la gran diosa Diana,
pasada, o cerca del filo,
la hora más meridiana,
vi lo que persona humana
tengo que jamás no vio
Ni Valerio que escribió
la gran historia romana.
| 40copla_arte_menor
|
No te enfades, ni inquietes,
aunque no puedas
hallar en los que buscas
lo que deseas;
pues la fortuna
suele siempre andar lejos
del que la busca.
| 27seguidilla_compuesta
|
aquella prosperidad
que en tan alto fue subida
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad
que cuando más encendida
fue matada?
| 12sextilla
|
Prado de verde
imaginación pura,
dime que vuelva.
| 8haiku
|
El alma que entra allí debe ir desnuda,
temblando de deseo y fiebre santa,
sobre cardo heridor y espina aguda:
así sueña, así vibra y así canta.
| 7serventesio
|
Esto ofrezco en aguinando,
Señora, esta navidad
A vos, por quien ledo ando
Sin error y torpedad
Al no quiero ni demando
Sino vuestra amistad:
Con tanto me gozaré.
| 20septilla
|
Abren las bocas rabiando
de la sangre que han bebido;
los colmillos regañando
parece que no han comido;
por lo que queda en el hato,
cada hora en gran rebato
nos pone con sus bramidos;
desde que hartos, más transidos
los veo cuando no cato.
| 38novena
|
¿Quién me tiene sin honor?
Amor.
¿Quién me tiene sin sentido?
Olvido.
¿Quién acaba mi esperanza?
Mudanza.
Pues que mi pasión no alcanza
remedio por ningún modo,
hoy me destruyen del todo
amor, olvido y mudanza.
| 0ovillejo
|
A las aves ligeras,
leones, ciervos, gamos saltadores,
montes, valles, riberas,
aguas, aires, ardores
y miedos de las noches veladores.
| 14lira
|
Así con la mirada en lo improviso
barajando en la mano alas remotas
iba el galán lacrándole el aviso
de plumas blancas casi gaviotas
por las calles que huelen a pintura
siempre buscando a ella en cuadratura
| 34sexta_rima
|
Vestían de aceituní
cotas bastardas bien hechas,
y de un fino carmesí
raso, las mangas estrechas;
las medias partes derechas
de vivos fuegos bordadas,
y las siniestras sembradas
de goldres llenos de flechas.
| 40copla_arte_menor
|
Madrid ilustre, cuyo noble seno
a España, al orbe siempre ha producido
admiración y envidia en tantos héroes,
cuantos numera generosos hijos.
Gloria, que califican los insignes
fastos que han conservado y transmitido
blasones y virtudes de Gudieles,
Vargas, Lujanes, Dámasos e Isidros.
Hermosas damas, de este firmamento
luz y esplendor, de cuyos dulces brillos
aprenden lucimiento las eternas,
claras antorchas de los astros fijos.
Órdenes todas del feliz estado,
que fuera enorme agravio distinguiros
cuando os iguala la suprema dicha,
de ser de tan gran Rey vasallos dignos.
De Carlos, del cristiano Atlante, ilustre
dechado de monarcas, cuyos píos
paternales afectos serán pasmo
al prolijo proceso de los siglos.
Hoy, a escuchar los trágicos acentos
de española Melpómene os convido;
no disfrazada en peregrinos modos,
pues desdeña extranjeros atavíos;
vestida sí ropajes castellanos,
severa sencillez y austero estilo,
altas ideas, nobles pensamientos,
que inspira el clima donde habéis nacido.
Escuchad de Raquel la desventura
copiada mal en los afectos míos,
si bien llenos de obsequio y rendimiento
y de un constante empeño de serviros.
Prestad oído grato a sus quebrantos.
¿Mas qué teme? ¿qué duda el conseguirlo
siendo hermosa, y vosotros españoles,
infeliz, y vosotros compasivos?
| 18romance_arte_mayor
|
Porque te han informado,
dices, de que mi pecho te ha ofendido,
me has, fiero, condenado.
¿Y pueden, en tu pecho endurecido
más la noticia incierta, que no es ciencia,
que de tantas verdades la experiencia?
| 45sexteto_lira
|
Fue cuando quiso la luna
que me enamoré de ti,
si tienes, pues, queja alguna
no me lo digas a mí:
más tarde la traigo aquí,
a tus plantas, y, si acaso
por fortuna
se da el caso
de mi amor, que haga un traspaso...
| 38novena
|
Ya toda me entregué y dí,
y de tal suerte he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
| 5cuarteta
|
Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,
quiero que me recuerdes derrotado,
como quien algo espera
más allá de los tiempos y los hechos.
Quizás porque haga falta haberlo presagiado
o porque, en todo caso, nadie sabe
dónde acaban los sueños.
| 44septeto
|
Labrador perezoso,
vistete aprisa,
que después del rosario
saldrá la misa.
| 22seguidilla
|
Desde que te fuiste,
serrana, y no vuelves,
no sé qué dolores son estos que tengo,
ni dónde me duelen.
| 26seguidilla_gitana
|
Inefable, más hermosa
que todas las muy hermosas,
tesoro de santas cosas,
flor, de blanco lirio glosa,
abundante, fructuosa,
de perfecta caridad,
palma de gran humildad,
esfuerzo de humanidad,
armas de la cristiandad
en cualquier ora espantosa.
| 25décima_antigua
|
Entre las llamaradas amarillas y verdes
se alumbró el lampadario de un sol desconocido,
que rasgó las azules llanuras del Oeste
y volcó en las montañas, sus fuentes y sus ríos.
| 7serventesio
|
Todos los habitantes de la villa,
Que tan despavoridos á los montes
Trataban de acogerse, larga rienda
Sin mas exámen dando á sus terrores;
Seguros ya de que infundados eran.
Tornado el miedo confianza, corren
Para verlos pasar, con gran bullicio
Ocupando las calles y balcones.
Muchos ancianos al mirar los rostros
Del mancebo y del viejo, reconocen
Personajes que han visto en otro tiempo,
Pero sin recordar cómo ni dónde ;
Y un mendigo andrajoso que á los Laras
Sirvió de podenquero, y que entregóse,
Cuando luego fué echado del palacio,
A la embriaguez continua, desde entónces
Acá creciendo con la edad el vicio;
Dando traspiés, codazos, pisotones.
De borracho y mendigo con la audacia
Penetró entre la turba. Aproximóse
A los dos personajes cordobeses,
Y mirando al mancebo, en roncas voces
Mal pronunciadas exclamó : "Milagro!!!
Y milagro patente!!! — Este es, señores,"
" Gonzalo, de mis amos el mas chico.
Vedle tan mozo y de tan sano porte.
Como aquel dia que venció en la justa
Al montañés gigante; y este noble"
"Anciano que amoroso le conduce,
Es el patriarca Abran, Los reconocen
Mis ojos, y los ven sin estrellitas.
Pues no he catado el vino desde anoche."
" Milagro!!! sí..,.milagro, y gran milagro!!!'
A tan extraños gritos levantóse
Sordo rumor entre la espesa turba,
Y apiñándose todos en desórden
Sobre aquel que los daba, al conocerle,
Rompen en carcajadas. Mas el pobre,
A quien mas que ios pies la frente pesa,
Entre tantos vaivenes y estrecbones
No pudiendo tenerse, cayó al suelo,
Y lo regó del vino, que la noche
Anterior se bebiera, según dijo,
Y á que debió su perspicacia entónces.
Efecto sin embargo produjeron
Su extraña idea y balbucientes voces.
El cordobés mancebo, al escucharlas,
De púrpura esmaltó su rostro noble :
El del anciano se cubrió de gozo 5
Y á varios de la villa despertóles
Recuerdos de lo antiguo; pues al punto
La semejanza extraña reconocen.
Que hay en talle, semblante y apostura
Entre Gonzalo Lar a y aquel joven.
Otros que al viejo musulmán observan,
Notan que su figura es muy conforme
A una estatua antiquísima de mármol,
De senador ó cónsul, que de poste
En una esquina de la iglesia estaba,
Y á qiiien de Abran le daba el vulgo nombre.
Advirtióse también, que por las calles
Con la certeza va de quien conoce
Perfectamente el sitio : circunstancias,
Que tomando al momento los colores.
Con que las cosas oas comunes vuelve
Prodigios la ignorancia de los hombres;
Hace de aquellos huéspedes personas
Del otro mundo. Pronto acrecentóse
Tan rara especie, y adquirió gran cuerpo
En la imaginación y en las pasiones
Femeniles ; pues viejas y muchachas.
Que es Gonzalo aseguran y suponen j
El alma de Gonzalo, que vestida
De fantásticas formas, y por órden
Del justo cielo, á consolar al padre
Viene, y á castigar calumniadores.
Ya entre la muchedumbre circulaba
Con grande asombro de Gonzalo el nombre;
Cuando la cabalgada del palacio
Llegó á la plaza, y al entrar, paróse.
El viejo cordobés, notando al punto
Tapiados la alta puerta y los balcones,
Y los signos de afrenta y de ignominia,
Que al momento cual tales reconoce
Retembló, suspiró, y algo le dijo
En su arábiga lengua al tierno jóven,
Que grande agitación también mostraba;
Y picando de nuevo, dirigióse.
Sin preguntar á nadie, deí palacio
El postigo á buscar, cual quien conoce
Perfectamente el edificio; y muda
La turba inmensa en confusión siguióle.
| 18romance_arte_mayor
|
Uniforme, monótono y cansado
es sin duda este mundo en que vivimos.
En Oriente de rayos coronado,
el sol que vemos hoy, ayer le vimos.
De flores vuelve a engalanarse el prado,
vuelve el otoño pródigo en racimos,
y tras los hielos del invierno frío,
coronado de espigas el estío.
| 2octava_real
|
Sacuden al surgir las crenchas blondas,
áureos velos de espaldas de alabastro,
y del estanque en las revueltas ondas
al copiarse los cielos y las frondas
es flor de luz entre el ramaje el astro.
| 32quinteto
|
¡Ricuerdo!... ¡Qué maravilla!
cómo andaba la gauchada,
siempre alegre y bien montada
y dispuesta pa el trabajo...
pero hoy al presente... ¡barajo!
no se le ve de aporriada.
| 12sextilla
|
Los insignes caballeros
que murieron en la guerra,
no sátiros en la tierra,
ni en el mar ninfas en cueros.
Las obras dignas de fama
cantarás en grave estilo,
no las torpezas del Nilo
ni mudanzas de una dama.
| 28copla_castellana
|
La catedral de Barcelona dice:
Se levantan, palmeras de granito,
desnudas mis columnas; en las bóvedas
abriéndose sus copas se entrelazan,
y del recinto en torno su follaje
espeso cae hasta prender en tierra,
desgarrones dejando en ventanales,
y cerrando con piedra floreciente
tienda de paz en vasto campamento.
Al milagro de fe de mis entrañas
la pesadumbre de la roca cede,
de su grosera masa se despoja
mi fábrica ideal, y es sólo sombra,
sombra cuajada en formas de misterio
entre la luz humilde que se filtra
por los dulces colores de alba eterna
| 35unknown
|
Dice mi compañera
que no la quiero
cuando la miro a la cara
el sentío pierdo.
| 22seguidilla
|
Soy un cadáver, ¿cuándo me entierran?
Soy un viajero, ¿cuándo me voy?
Soy una larva que se transforma.
¿Cuándo se cumple la ley de Dios,
y soy, entonces, mi blanca niña,
celaje y ave, lucero y flor?
| 39sexteto
|
El pensamiento cansado
del importuno dolor
busca el estado mejor
(si en amor hay buen estado).
Que a un pecho tan lastimado
ni la gloria le alimenta,
ni la pena le atormenta,
que elevada la memoria,
ni siente pena, ni gloria,
ni el bien, ni el mal le sustenta
| 13espinela
|
Siempre te lo estoy dijendo,
que no me mande papeles,
y tú siempre está escribiendo.
| 30soleá
|
Que, cuando con mayor rigor sentencia,
¿qué puede más su dilatada suerte
que deshacer la liga y nudo fuerte
que a cuerpo y alma tiene inconveniencia?
| 24cuarteto
|
Fumo de paz
un poquito de buda
chupando mate.
| 8haiku
|
¡Padre y Maestro excelso! Eres la fuente sana
de la verdad que busca la triste raza humana:
| 3couplet
|
¡Oh!, si el hombre tal vez lograr pudiera
ser para siempre joven e inmortal,
y de la vida el sol le sonriera
¡eterno de la vida el manantial!
¡Oh!, como entonces venturoso fuera.
Roto un cristal, alzarse otro cristal
de ilusiones sin fin contemplaría,
claro y eterno sol de un bello día.
| 2octava_real
|
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?
Cuando tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha.
| 12sextilla
|
Lo que no tiene el hombre
siempre desea;
pero así que lo logra
ya lo desprecia:
esto ver hace,
que los bienes terrenos
no satisfacen.
| 27seguidilla_compuesta
|
Avaro miserable es el que encierra,
la fecunda semilla en el granero,
cuando larga escasez llora la tierra.
| 33terceto
|
Tras él, el capitán PEDRO TAMAYO
venía, y, aunque enfermo de la gota,
fue al enemigo asombro, fue desmayo;
| 33terceto
|
¿Quién dio a los Santos el ser?
No ser.
¿Y quién les dio tal riqueza?
Pobreza.
¿Y quién causó su contento?
Tormento.
Pues echando tal cimiento,
seguro está el edificio,
pues le sustenta en su quicio
no ser, pobreza y tormento
| 0ovillejo
|
Hijo e mis entrañas,
hijo er corasón;
como te acuestas te acuestas yorando,
me acostaba yo.
| 26seguidilla_gitana
|
Aquél de amarillez marchita y santa,
que le encubre de lauro aquella rama
y aquella hojosa y acopada planta,
| 33terceto
|
¿Conoces ya la tinta meditada
de la primera luz?
Mira el esfuerzo
que en la copa más alta del bosque más oscuro
raya un momento, avisa y mientras cae
forma la claridad.
Así comienza el día.
Así también, contigo,
cobran todas las cosas
un impreciso afán por empezar de nuevo,
por ser tu compañía
cuando el tiempo aparezca.
| 35unknown
|
De lejas tierras por incultas vías
llegó el bravo irlandés don JUAN BATEO,
Jerjes nuevo en memoria en nuestros días.
| 33terceto
|
Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tic-tac del reloj. Todos callamos.
| 7serventesio
|
E r a en aquella edad Córdoba insigne
De los placeres y riquezas centro,
Y en l a alta cumbre de esplendor y gloria
R e s p l a n d e c í a el m u s u l m á n imperio.
Las artes, el saber y l a opulencia
De la hermosa ciudad su trono hicieron,
A la par que el valor y l a fortuna
La adornaban de triunfos y trofeos.
Los festines, las zambras, los banquetes,
Las justas, y los bailes, y torneos
Continuos e r a n ; y los dos amantes
Solo llamaban l a a t e n c i ó n en ellos.
La corte, el pueblo, todos celebraban
Tan intensa pasión,, y satisfecho
E l Hagib Almanzor los p r o t e g í a,
Y tal vez proyectaba su himeneo.
Zeir, s e ñ o r de T ú n e z , que á l a corte.
Llamado por Giafar, trajo el intento
De conquistar las gracias de K e r i m a,
Arde feroz en ponzoñosos zelos.
Giafar el furibundo, que reputa
Por negra afrenta, que el Hagib soberbio
Ose pensar que pueda de K e r i ma
E l E x p ó s i t o v i l llamarse duefio ;
Y que ve en l a p a s i ó n de l a doncella
Un atroz crimen á su sangre hecho,
Y obstáculo t a m b i é n al alto enlaze
E n que fundaba osados pensamientos;
Devorado de rabia se consume,
Y allá en su c o r a z ó n , h o r r i b l e infierno,
De sangre, de venganza, de exterminio
Revuelve sin cesar varios proyectos.
Mas teme, como astuto cortesano,
E l poder del Hagib, y reprimiendo
Su terrible rencor, traza y combina.
Para salir del laberinto, medio.
No ostiga á la doncella desdichada,
Busca para Zeir vanos pretextos,
Tranquilidad ostenta en el semblante,
Y madura sus planes en silencio.
Zaide tansolo ignora los amores
Del gallardo g a r z ó n : del mundo lejos
Vive siempre en l a A l b a i d a retirado,
Y allí no llega el cortesano estruendo.
Advierte sí que reina gran trastorno
Y gran agitación en el mancebo;
Y aunque prudente nada le pregunta,
Cauto le observa con afán paterno.
Frecuentes, como siempre, las visitas
Son de Mudarra á su castillo 5 pero
Y a inquietas, cortas, mudas y turbadas,
Pues del ayo á los ojos tiene miedo.
Ya no pasa las noches apacibles
Por aquellos contornos, persiguiendo'
A l resplandor tranquilo de l a l u na
Con sus lebreles el gallardo ciervo :
Y a no admira las flores que r e t o ñ an
De aquel castillo en el j a r d i n y el huerto,
Ni sentado en la alborea, de los peces
E l matiz argentado y los destellos :
Ya apenas nombra el joven á Zahira,
Ya no importuna á Zaide, cual de hacerlo
Nunca hasta entonces descuidó, buscando
L u z en las sombras con que se halla envuelto.
Y si el anciano sus discursos mueve
A tan i m p o r t a n t í s i m o argumento,
I n d i c á n d o l e acaso que se acerca
E l olvidado fin de sus anhelos
Mudarra tiembla y palidece, dando
A l penoso discurso un g i r o nuevo,
O bien para dejar la A l b a i d a busca,
Y á Córdoba tornar, vanos pretextos.
S í n t o m a s que conoce y que lamenta
A l l á en su c o r a z ó n el docto viejo,
Y muertas teme ya las esperanzas,
F i n honrado de todos sus desvelos.
| 18romance_arte_mayor
|
Como las esperanzas
son los laureles,
que sin dar fruto a nadie
siempre están verdes:
y en su verdura
se mantienen los bobos
por lo que dura.
| 27seguidilla_compuesta
|
Quien no guste en España
de la majeza
que huya de nosotros
trescientas leguas,
dame los brazos
mientras que digo a voces
vivan los majos
| 27seguidilla_compuesta
|
del fiord con el del carmen, porque el mismo oriflama
es de azur. Su divina cornucopia derrama.
| 3couplet
|
Ancha línea de púrpura franjeaba
el azul horizonte, donde el astro
dorado de la tarde se ocultaba,
y el cielo blanquecino semejaba
un ánfora volcada de alabastro.
| 32quinteto
|
En la fuente del rosel
lavan la niña y el doncel.
| 3couplet
|
Negra está la noche,
sin luna ni estrellas...
A mí me alumbraban los ojitos garzos
de mi compañera.
| 26seguidilla_gitana
|
Y pues ambos lo pecamos,
porque la mengua excusemos,
será bien que lo rasguemos
antes que lo descubramos.
Vuesamerced no le duela
darle un tajo y un revés,
pero, más seguro es
arrimarle una candela.
| 28copla_castellana
|
Muy grande mal es amar
do esperanza es excusada,
mas guárdeos Dios de olvidar,
que es aire ser olvidada.
| 5cuarteta
|
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
| 12sextilla
|
Ar subí la escala,
le ijo ar berdugo,
que le quitara la túnica blanca,
lo pusiea e luto.
| 26seguidilla_gitana
|
Como el profeta [re] cuenta
que las tronpas judiciales
surgirán a los mortales
con estraña sobrevienta;
bien así todos vinieron
aquellos que Amor siguieron
de quien se faze grand cuenta.
| 43copla_mixta
|
Mil cazoletas de almendro
perfuman el tabernáculo;
ya viene con mitra y báculo
monseñor el rododendro.
| 19redondilla
|
De nuevo cruzas la mar
en olas de la ilusión,
en busca de una canción
difícil de armonizar.
Si la alcanzas al llegar,
el cantarla es ya perderla...
Se escurre como una perla
que se desliza en tu mano...
Y piensa que es sueño vano
el soñar con retenerla.
| 13espinela
|
Y tu caballo blanco, que miró el visionario,
pase. Y suene el divino clarín extraordinario.
Mi corazón será brasa de tu incensario.
| 42terceto_monorrimo
|
y luego, abriendo la boca,
hacer tres o cuatro gestos
más locos y descompuestos
que una mona cuando coca;
| 19redondilla
|
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
| 5cuarteta
|
Reina de Chipre, diosa de Citeres;
Tú que a los dioses y a los hombres mandas
¿Por qué no ablandas a la dulce Cloris?
Mándalo, Venus.
| 36estrofa_sáfica
|
¿Qué fe te guarda el vano,
por quien tú no guardaste la debida
a tu bien soberano,
por quien mal proveída
perdiste de tu seno la querida
| 14lira
|
Tú, velado a la tormenta
De borrascosa pasión,
No sabes cómo se aumenta,
Cómo inflamada revienta
La pena en el corazón.
| 29quintilla
|
Y como ciego sin guía
o fusta sin gobernante
yo por donde no sabía
tan solo y sin alegría
por un valle adelante
sin camino ni carrera
por el cual una ribera
tan espantable corría
que la gran congoja mía
con temor se convirtiera.
| 25décima_antigua
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Guarnición tosca de este escollo duro
troncos robustos son, a cuya greña
menos luz debe, menos aire puro
la caverna profunda, que a la peña;
caliginoso lecho, el seno obscuro
ser de la negra noche nos lo enseña
infame turba de nocturnas aves,
gimiendo tristes y volando graves
| 2octava_real
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El arroyo entristecido
ha gastado con los días
sus riberas
y tus días el olvido
los ha trocado en vacías
parameras.
| 31estrofa_manriqueña
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La diferencia conozco,
porque en él y en mí contemplo,
su locura en su arrogancia,
mi humildad en su desprecio.
| 11cantar
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Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.
| 5cuarteta
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Guárdate bien no sea vellosa ni barbuda
¡el Demonio se lleve la pecosa velluda!
Si tiene mano chica, delgada o voz aguda,
a tal mujer el hombre de buen seso la muda.
| 9cuaderna_vía
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¿Dónde las blancas perlas con que enfrena
la voz suave, honesta y amorosa?
¿Dónde la frente bella y espaciosa
más que el primer albor pura y serena?
| 24cuarteto
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Donde creas que miente, dice mayor verdad,
en las coplas pulidas yace gran fealdad;
si el libro es bueno o malo por las notas juzgad,
las coplas y las notas load o denostad.
| 9cuaderna_vía
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Despierta, que ya pasaron
Las horas que nos costaron
Tanto lloro;
Sal, que gentil enramada
Dice a tu puerta enlazada:
«Yo te adoro».
| 31estrofa_manriqueña
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Venturoso es el futuro,
como aquellos horizontes
de pórfido y mármol puro
donde respiran los montes.
| 5cuarteta
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La causa de sus enojos
muy claro allí la mostraba;
si lágrimas derramaba
pregúntenlo a aquellos ojos
con que a Sireno mataba.
Si su amor era sin par
su calor no lo encubría,
y si la ausencia temía
pregúntenlo a este cantar,
que con lágrimas decía:
| 6copla_real
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